En este tiempo de COVID-19, donde la información (o desinformación) vuela mas rápido que “el avión presidencial”, he visto como familiares, amigos y conocidos, han recibido todos los remedios “habidos y por haber” para tratar al enemigo llamado SARS-COV-2 (COVID). Lamentablemente, muchos de estos “tratamientos” son prescritos sin ningún tipo de evidencia que los respalde, sin embargo, los cócteles de antibióticos, antivirales, antiparasitarios con una pisca de anticoagulantes están a la orden del día. Muchas de estas recetas han pisado las redes sociales, y a pesar de mofarnos de ellas, es alarmante el numero de médicos que proporcionan un sinfín de recomendaciones sin ningún tipo de fundamento científico.
De ahí es que nace mi pregunta. ¿Como se actualizan los médicos latinoamericanos?
A pesar de no vivir o practicar en país latinoamericano, mi educación médica fue ahí y recuerdo como los tratamientos variaban muchísimo entre diferentes tratantes. Fácilmente se podía encontrar a un doctor que tenia su “manera” de tratar cierta patología, la educación de los estudiantes y residentes era principalmente en base a la experiencia del adscrito en servicio.
Y espero que no se mal entienda mi punto, nadie puede negar que la experiencia es un factor fundamental en el aprendizaje médico, pero la practica de la medicina es un arte que combina la experiencia con la evidencia mas actualizada.
En momentos trascendentales como la pandemia de COVID-19, la actualización medica se vuelve un elemento crucial para tratar a nuestros pacientes de manera apropiada.
¿Que herramientas tienen los médicos de habla hispana para actualizarse diariamente y cumplir con las expectativas de los pacientes?
En medicina como en muchos otros campos, “hacer mas con menos” es complicado, y “disparar a todos los flancos” parece la respuesta ante lo desconocido. Pero debemos recordar que tratamos enfermos, no enfermedades y cada medicamento, cada indicación y recomendación que damos puede tener repercusiones serias. En momentos de incertidumbre, el sentido común es el menos común de los sentidos pero antes de firmar una boleta que diga: peso, nombre, edad, ceftriaxona IM y azitromycina oral. El principio “No hacer daño” debe estar grabado en nuestra cabeza.
Desde la idea de promover la educación y practica de la medicina basada en evidencia en países de habla hispana, nace este sitio que tiene como objetivo desarrollar y resumir de una manera ligera y fácil de entender temas que han sido publicados en revistas internacionales, así como guías usadas en Estados Unidos y Europa.
Esperamos que nuestro aporte ayude a la nueva generación de médicos a encontrar fuentes de información alternativa (basada en evidencia) y desarrollar la comunidad de educación medica de libre acceso en español #FOAM #FOAMed #FOAMes #FOAMedes.
Dr. OP.